miércoles, 20 de agosto de 2014

Broche final a las vacaciones: Isla Contadora


El último fin de semana de mis vacaciones convencí a Antonio para que fuésemos a visitar Contadora... y lo cierto es que no opuso mucha resistencia... así que reservamos el ferry y un Bed & breakfast y nos dispusimos a pasar un agradable y soleado fin de semana. Contadora es una pequeña isla en el archipiélago de Las Perlas, en el Pacífico. Se llama así, porque es donde los españoles hacíamos recuento de las perlas encontradas durante la época colonial. Lo cierto es que me parece sorprendente que a tan poca distancia de Ciudad de Panamá (una hora y media en ferry aproximadamente) exista esta maravilla natural que nada tiene que envidiar a otras islas o playas del Mar Caribe. Las aguas y el clima son extremadamente cálidos, por lo que existen multitud de especies endémicas. Además, las ballenas jorobadas vienen aquí a enseñar a sus crías a nadar y bucear... y tuvimos la ocasión de verlo todo muy de cerca. Para muestra, un botón:


Las playas están llenas de cangrejillos y ermitaños. Lo que no podíamos esperar mientras tomábamos plácidamente el sol, es que de la nada apareciera esta iguana, que cazó un cangrejo ante nuestros ojos y se lo merendó en un periquete... luego, volvió a su casa como si nada...


También se pueden ver muchos tipos de aves, como la garcilla de la derecha o el pájaro de patas azules (si, no es un fallo de la cámara ni son pájaros radiactivos... ¡las patas son de color azul!) que, según nos dijeron, solo vive aquí y en Galápagos.

Lo mejor de todo, claro está, las ballenas jorobadas. Tuvimos la suerte de verlas muy, muy de cerca, pero no lo tenemos inmortalizado en vídeo. Estuvimos persiguiendo a una familia completa: papá, mamá y bebé, durante bastante rato y no parecían asustarse de nosotros. Aquí os dejo una de nuestras grabaciones:



Para movernos por la isla, alquilamos un cochecito de golf, que es lo único que ofrecen aquí ya que la isla entera tiene un perímetro de tan solo 8 km, según nos dijeron.


Gracias al cochecito, pudimos visitar todas las playas principales y explorar los alrededores. La isla tuvo una época de esplendor en los años 80, ya que había un resort de lujo (que ahora está completamente abandonado) e incluso el sah de Persia vivió aquí durante su exilio. Ahora mismo isla Contadora cuenta con hostales, B&b, algún hotel de 3 estrellas y poca oferta gastronómica si lo que quieres es quedarte más de una semana. Ahora sí, si lo que deseas es desconectarte del mundo, creemos que es un sitio perfecto para pasar de 2 a 7 días. Más tiempo, supongo que podría resultar claustrofóbico.

Por cierto, adivinad de quién nos acordarmos muchísimo estando en la playa...


Y es que ya empieza a hacerse dura la separación... pero bueno, en un mes escaso estamos recogiéndolo... ¡¡¡ayyyy!!! ¡¡¡qué ganas de verlo ya!!!

Aquí os dejo otras fotos de las distintas playas en las que nos relajamos y tomamos el sol (las consecuencias las estoy sufriendo ahora mientras me despellejo cual lagarto... y eso que usé bloqueador):










Este sábado partimos rumbo a Sao Paulo, en Brasil, donde estaremos hasta el sábado que viene. Será mi último viaje en Latinoamérica antes de volver a casa, aunque no el de Antonio... que ahora mismo está en Perú y que tiene aún que viajar a Brasil, Atenas (sí, si, en Europa), Colombia y Ecuador... Este hombre no para quieto...
Seguiremos informando :-)

jueves, 14 de agosto de 2014

Valpo, Viña y Santiago de Chile


Después del calor y las playas del Caribe, nos tuvimos que venir a Santiago para que Antonio asistiera a un cursillo en el que lo habían matriculado. Así que, con todo el dolor de mi corazón, tuvimos que sustituir el bikini y el pareo por la bufanda y el abrigo ya que viajamos hasta las faldas de los Andes en pleno inicio de la primavera santiaguina. Aunque ya sabéis que no soy amiga del frío, tuvimos suerte y el sol brilló casi todo el tiempo, regalándonos preciosos días con temperaturas de 20-25 °C... así que tenemos que admitir que el cambio realmente mereció la pena.

Santiago me recuerda en muchos sentidos a Granada, por lo que moverse por aquí no resulta en absoluto complicado ya que es fácil mezclarse con los chilenos y pasar desapercibido. Está cerca de la montaña, a 600 metros sobre el nivel del mar, como Granada... e incluso el acento es de lo más parecido al granadino... salvando las distancias, claro. Por supuesto, se trata de una ciudad mucho más grande y tiene muchísimas diferencias gastronómicas y organizativas... pero aún así he de decir que aquí nos hemos sentido como en casa.

Seguramente, muchos de vosotros sabréis de la fama y reconocimiento mundial del vino chileno. Nosotros, que no queremos dar nada por hecho hasta probarlo, nos paramos, de camino a Valparaíso, en una bodega para dar buena cuenta de los maridajes propuestos en el restaurante y ver cómo trabajan la vid en estos remotos parajes. Nuestras caras hablan por sí solas de lo a gustito que salimos. Sin comentarios :-P


Valparaíso, puerto pesquero Patrimonio de la Humanidad, no nos dejó ni mucho menos indiferentes. Se trata de una visita obligada debido al sabor bohemio y viajero de la ciudad. No en vano fue elegida por el poeta chileno Pablo Neruda para vivir allí su vejez, aunque por desgracia no llegó a disfrutar de la casa que mandó construir allí, ya que falleció antes de que estuviera terminada. A continuación, algunas instantáneas de esta población:

Casas típicas, cubiertas de chapa para las inclemencias del tiempo y de diferentes colores.
 Entrada del funicular más antiguo (1883), en el Cerro Concepción.

Vista de un cerro desde el puerto.

Museo a cielo abierto. Murales de grafiti de aire reivindicativo en las calles.

 Panorámica desde otro cerro, cerca de la casa-museo de Pablo Neruda, La Sebastiana.

 Balcón mirador desde lo alto de un cerro.


Nuestro hotel, el Palacio Astoreca, merece una mención especial. Un trato exquisito en este hotel que tenía un maravilloso spa del que disfrutamos la noche que llegamos, y animación nocturna con música de piano que invitaba a cantar y compartir con el resto de huéspedes. 100% recomendado para una experiencia de luna de miel :-)

Finalmente, fuimos a dar un paseo a Viña del Mar, donde comimos las típicas machas parmesanas y los locos:



En Santiago también tuvimos tiempo para pasear por el centro y conocer algunas de las distintas comunas que componen el Gran Santiago, que cuentan con su propia municipalidad y gestión privada dentro de la misma ciudad. No se puede decir que Santiago sea una ciudad muy monumental, pero sí que tiene un aire muy familiar y europeo en todas las zonas que visitamos. Sin duda, nos parece que es el país que más se parece a España de todos los que hemos visitado en América Latina... lo cual resulta en cierto como contradictorio porque es el que más lejos está... pero esa es nuestra impresión.


Vista desde el funicular del Cerro San Cristóbal, donde se colocó una virgen con motivo de la proclamación del dogma de la virginidad de la Virgen.
  
 Interior del Mercado Central, donde es típico comer y comprar pescado.

Edificio de Correos en la céntrica Plaza de Armas.

Entrada al Cerro Santa Lucía.

Y eso es todo... esperamos que os haya gustado este pequeño recorrido por estas tres poblaciones de Chile tanto como a nosotros. 
¡Ayyy! ¡Qué poquito me queda ya de vacaciones! ¡No quieroooooo! Pero bueno, todo lo bueno tiene que acabar, así es la vida... y no podemos quejarnos. Esta noche volvemos a Panamá con la maleta llena de recuerdos y vivencias y aún no está dicho todo... como fin de fiestas... tachaaaaan!!! Nos vamos el finde a Isla Contadora, en el Pacífico. A ver si somos capaces de recuperar el moreno que hemos ido perdiendo en estas dos semanas en Chile. El lunes, vuelta a la normalidad y al curro pero antes ¡vamos darlo todo en Contadora! Y prometo también una nueva entrada en el blog.

¡Hasta pronto!

martes, 5 de agosto de 2014

...Y llegaron las ansiadas vacaciones: México

Ya estaba todo organizado: el hotel, el taxi que nos llevaría, los bikinis y bañadores y el viaje de avión. Al contrario de lo que pueda parecer, viajar a México desde Panamá no resulta barato... de hecho, el precio final ha sido incluso superior que si hubiésemos ido desde España con uno de esos paquetes organizados... pero mereció la pena ¡y cuánto!



Habíamos escuchado que las playas de Cancún eran las mejores, así que busqué un hotel en esta zona. Es complicado elegir hotel guiándote por las experiencias y comentarios de la gente en Internet: mientras unos ponen un hotel hotel por las nubes, otros dicen que fue un infierno... así que al final hay que arriesgarse y lanzarse a la piscina... y eso hice. Me decidí por un alojamiento "sólo para adultos" porque, aunque todos sabéis que nos encantan los niños, Antonio sólo iba a tener una semana de vacaciones y bien sabemos que la gente se relaja muuuuuucho en estos hoteles... así que no nos apetecía tener que aguantar a niños/adolescentes descontrolados porque sus padres estaban fuera de juego o directamente missing.

La llegada al hotel no auguraba nada bueno... mientras hacíamos check-in al menos cuatro familias pasaron a quejarse porque no les funcionaba el aire acondicionado de la habitación... y parece ser que era un problema de todo el hotel... ¡pues empezábamos bien! Nos dieron nuestra habitación, subimos con cierto recelo y evidentemente... la primera en la frente: al abrir la puerta nos dimos cuenta de que nos habían asignado una habitación ¡que ya estaba ocupada! Desde luego el hotel hasta ese momento dejaba mucho que desear en cuanto a organización. Volvimos a bajar con las maletas para informarles y se deshicieron en disculpas con nosotros. Sacamos en limpio que nos regalaron el servicio de caja fuerte... que nos habría costado 30 $ por toda la estancia... así que algo era algo y menos daba una piedra. Ahora a intentar relejarse y poner el modo vacaciones on.

Lo cierto es que teníamos mucho miedo a llegar y encontrar un centro de perversión porque la publicidad de la web era un poco explícita: the hip resort, lo llamaban. Y sí es verdad que había espectáculos subiditos de tono y estaba lleno de jóvenes americanos descontrolados... pero también había gente mayor y parejas como nosotros y directamente si no querías participar en las actividades, pues no participabas y ya estaba... aunque siempre es divertido, como dice Antonio... verlo todo como experimento sociológico ¿no creéis?

Al abrir la ventana de la habitación quedamos encantados. Una de las playas más bonitas que hemos visto en el Caribe. Y al probarla, al día siguiente... mejor aún. Caliente, muy poco profunda y de arena blanca formada por la erosión del agua sobre las conchas y el coral: un paraíso (sobreexplotado, pero paraíso al fin y al cabo).


Si a eso le unes, toda la bebida y la comida (aunque de dudosa calidad) que puedas ingerir junto con música y un ambiente festivo y la desconexión total del mundo real puesto que no había Wi-Fi gratuita... tienes la felicidad asegurada por uno corto espacio de tiempo (qué básicos somos ¿no?).

Evidentemente, no queríamos dejar pasar la ocasión de visitar Chichén Itza, una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno (...y pensar que la Alhambra no esté en esa lista... no me lo explico, la verdad...). Así que contratamos una de esas excursiones que te llevan a ver la cuidad Maya, un cenote y la ciudad de Valladolid. Nuestra recomendación es que salgáis del hotel para ver qué os ofrecen fuera. Nosotros pagamos casi el doble por reservar la visita a través de la agencia del hotel... pero ya estaba hecho, así que simplemente nos dispusimos a disfrutar de todo lo que nos contaran y todo lo que pudiésemos ver... porque del dinero al final se olvida uno, pero no de lo que has visto y vivido :-)


La pirámide de Kukulcán (el dios serpiente emplumada) es el principal monumento del conjunto de Chichén Itzá. Se trata de una pirámide escalonada con función de templo, pero no os aburriré con datos. Simplemente comentaré que es un calendario solar que indica cuándo hay que recoger y sembrar y que en la parte superior se produce un fenómeno sonoro conocido como "el canto del quetzal" que los científicos no han podido explicar hasta la fecha. Aquí os dejo más información, por si a alguien le interesa profundizar más en este tema:




Lo cierto es que al pasear por esta zona, te invade una sensación de lo más extraña... como si las energías y conocimientos ancestrales (que nosotros destruimos al llegar aquí porque eso de que estos indígenas adorasen a una serpiente... ejem...) hubiesen quedado impregnados en este lugar mágico.

También pudimos ver el Templo de los Guerreros (donde se hacían sacrificios rituales humanos) y el Observatorio (sitio desde donde hacían sus cálculos astronómicos):




Una recomendación para los que tengáis pensado visitarlo: mucho protector solar, una gorra o sombrero de paja y litros de agua. El sol es abrasador y las distancias entre monumentos no son cortas, así que más vale prevenir posibles insolaciones.

A continuación visitamos un cenote, unas oquedades de muchísima profundidad que se forman como consecuencia de la acción del agua subterránea sobre la roca caliza:



Sí, esta soy yo nadando en el cenote... y si miro hacia abajo no es porque pretenda ver el fondo (ya que suelen ser muy profundos... por ejemplo, este tenía una profundidad de 50 metros), sino porque junto a los bañistas, campan a sus anchas miles de peces gato de grandes bigotes y más negros que la noche cuyo roce no me resultaba nada agradable... brrrr!!! Aun así, el baño fue de lo más refrescante :-)

Por último, nos llevaron a visitar la ciudad de Valladolid, primera ciudad fundada por los españoles en la península de Yucatán que tenía una plaza bastante agradable con artesanías y donde compramos un helado, patatas fritas y pipas de calabaza como tentempié:


Y el sueño terminó... pero con un fin de fiestas memorable. Un masaje de un hora en un sitio que estaba en frente del hotel y un bañito en el Mar Caribe. Antonio, el pobre... ya tuvo que cubrirse con una camiseta porque tiene la espalda muy sensible y empezó a darle reacción por el agua del mar y el sol. Aún así, posó así de guapo para esta foto (ves, cariño... como sí te saco... :-P):


Siguiente parada... Chile, desde donde estoy escribiendo esta entrada ahora mismo. Yo sigo de vacaciones y estoy acompañando a Antonio dos semanas para conocer Santiago y Valparaíso, así que "permanezcan atentos a sus pantallas (o dispositivos móviles)".

¡Besos a todos!