martes, 16 de septiembre de 2014

Quito, Patrimonio de la Humanidad


Este domingo regresamos de nuestro último viaje juntos por Sudamérica. Nuestro destino fue Quito, la capital de Ecuador. Un destino muy distinto a todos los anteriores por distintos motivos...

Quito es una ciudad que se encuentra a 2.800 metros de altitud y rodeada de volcanes (lo que se ve arriba es el cráter de uno de ellos, el Pululahua, en el que como veis se realizan diversos cultivos y que, según las últimas informaciones, no está del todo inactivo).

Lo primero que notas al llegar a Quito (especialmente si vienes de una ciudad que está a nivel del mar, como Panamá) es un malestar generalizado con palpitaciones, dolor de cabeza, decaimiento... no hay que asustarse, se trata solamente del mal de altura. Por suerte, los ancestros sabían como combatirlo y dejaron esta sabiduría para generaciones futuras. Una infusión de hoja de coca (sí, sí... como lo oís... coca... elemento esencial para la fabricación de la cocaína) y todo solucionado:


Como reza el título de este post, Quito es Patrimonio de la Humanidad. De hecho, fue la primera ciudad en recibir este honor y los quiteños están orgullosos de ello. La verdad es que no es para menos porque el pasado colonial y la pugna por la superioridad de las diferentes órdenes religiosas que se establecieron aquí han dado como resultado un centro histórico de lo más pintoresco y monumental. Pero dejemos que hablen las imágenes:

 Basílica del Voto Nacional, de estilo Neogótico

 Calle del Centro con la Catedral y vista de la Virgen de Quito sobre el Panecillo (Monte) al fondo. 
Cada iglesia en Quito cuenta con una leyenda, aquí os dejo la leyenda del gallo y la Catedral: Enlace a la leyenda de la Catedral
 
 Plaza de la Independencia

 Fachada de la Iglesia de la Compañía. El interior es impresionante pero no se permitía hacer fotos.

 Plaza, Iglesia y Convento de San Francisco (el primero de Quito), donde se ubica la Capilla de Cantuña, con una simpática leyenda: Enlace a la leyenda de Cantuña

 Vista desde el balcón del Palacio Presidencial

 Claustro del Convento de San Francisco, de estilo andaluz

 Virgen de Quito, la única representación mariana alada, sobre el monte del Panecillo. Está fabricada con 7.400 piezas de aluminio.

Vista de Quito desde el Panecillo

Durante nuestra estancia, también tuvimos la oportunidad de hacer una excursión a Mitad del Mundo, la ciudad que se encuentra a una latitud de 0º 0' 0'', tal como lo atestigua mi pasaporte :-)



 Antonio entre el hemisferio Norte y el hemisferio Sur :-P

Vista de los dos hemisferios desde el mirador

En esta visita pudimos vivir diferentes experimentos físicos que se producen sólo en la mitad del mundo:
  • Se pesa aproximadamente 1 kg menos porque la aceleración de la gravedad es menor.
  • El agua al colar va hacia un lado en el hemisferio norte y hacia el otro en el hemisferio sur. En el Ecuador cae recta, aunque este experimento no lo vimos.
  • Los ancestros pre-incas ya conocían el hecho de que este era un lugar "sagrado" y existen siete templos alineados que se han reconstruido para mostrar las curiosas experiencias físicas que aquí se producen.
  • Es extremadamente difícil matener el equilibrio por los cambios magnéticos de esta área que afectan a nuestros sentidos. Andar en línea recta con los ojos cerrados se convierte en una hazaña:
  • Un huevo, con un poco de mañana, se  puede quedar de pie sobre un clavo en la línea del Ecuador. Esto es porque, al igual que el agua, la yema del huevo cae recta y es más sencillo que quede en equilibrio.
  • Y lo que más me impresionó, que nada tiene que ver con el Ecuador, sino con la fuerza de una piedra volcánica (que abunda en Quito, dado que esta es una zona muy volcánica) llamada Jade. Os dejo el vídeo porque es digno de ver:


Esta piedra parece tener propiedades que aumentan el "equilibrio energético" de la persona en todos los sentidos cuando está en contacto con ella. Por eso, el voluntario pierde el equilibrio al apoyarse en una sola pierna cuando no tiene la piedra pero en cuanto la coge, la guía no puede lograr que vuelva a perderlo ¿qué os parece? Nosotros, compramos una piedrecilla e hicimos el experimento y lo cierto es que funciona... Aunque yo no logré que Antonio lo perdiera ni con ella ni sin ella... ¡qué hombre!

Por último, la gastronomía local merece una mención especial ya que probamos muchas cosas muy, muy ricas. Qué decir de la empanada de viento, del locro con papas y queso y del canelazo... pero sin duda, mis preferidos, fueron los helados de pailla (la pailla es una olla de cobre a la que se da vueltas sobre el hielo hasta conseguir el helado de frutas naturales)... mmmmm!!! aún se me hace la boca agua!!!



Y eso es todo, amigos... este viernes partimos rumbo a Granada donde esperamos reencontrarnos con familia, amigos... ¡¡¡y sobre todo con Happy!!!

Con muy buen sabor de boca, damos por terminada nuestra experiencia Panameña y Latinoaméricana.

Abrazos y hasta siempre.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Finde con amigos: San Blas


Cuando Pedro me contactó por Facebook, no me lo podía creer. Estaba buscando vuelos baratos para venir a vernos a Panamá... aunque por el momento no había tenido suerte. De repente, una mañana me preguntó por fechas y vio que había una posibilidad... y al rato ya me estaba confirmando que venían de viernes a martes. ¡Por fin una visita en Panamá! En seguida me puse a hacer planes para ir a San Blas, un archipiélago compuesto por 365 pequeñas islas y gestionado por la comunidad indígena Guna. Por supuesto, a Pedro y María les pareció una idea buenísima, pues les apetecía sol y playa aderezado con un poco de intercambio cultural... y la verdad es que San Blas no dejó a nadie indiferente.

Por supuesto, cuando llegaron los llevamos a visitar el Casco Viejo, donde brindamos a la salud de todos aquellos que están leyendo este blog y a quienes seguramente les habría encantado compartir la experiencia con nosotros:



A las 5:30 de la mañana, nuestro carro, manejado por un Guna, nos esperaba para partir rumbo a la comarca Guna Yala desde donde una barca nos llevaría al archipiélago de San Blas.

El viaje fue más que accidentado, por no decir cómico. En nuestro carro viajaba un hombre mayor que sufría de próstata y cada 5-10 minutos pedía bajar para ya os imaginaréis qué. A la vez, Antonio y yo nos mareamos porque íbamos en la parte de atrás y el conductor no era lo que se dice muy cuidadoso. Aparte de esto, la carretera era un infierno de curvas, socavones, subidas y bajadas... pero es que para más inri, el pobre de Antonio venía de Atenas, así que imagináos cómo estaba su cuerpo... Total, que acabó pasando lo inevitable... echó todo lo que había en su estómago en tres o cuatro "arrechuches" con el consiguiente mal humor... ¿os lo imagináis, no? Un show.

Al llegar al puerto de Cartí entre nubes y lluvia, todo pareció serenarse... Antonio, el clima, nuestro nerviosismo... y pusimos rumbo a las islas con los ojos puestos en el cielo rogando para que no nos lloviera mientras estuviésemos allí.



Lo primero que hicimos al llegar a isla Anzuelo (o Archuedub en lengua Guna) fue acomodarnos en nuestras cabañas:


En cuanto llegamos nos dimos cuenta de que la mayoría de los Gunas no hablan ni una palabra de español o les cuesta bastante expresarse con claridad en nuestro idioma.

Tienen escuelas en la propia comarca y una buena organización civil. Cada grupo de familias o amigos gestiona una isla y tienen que acudir a un consejo regularmente para tomar las decisiones importantes que afectan a la comunidad.

Nuestro guía, Germaine, nos explicaba sólo lo absolutamente necesario de las cosas que íbamos a ver y hacer en cada momento, así que nos relajamos y nos dejamos llevar para que la experiencia fuese lo más auténtica posible. Compartimos experiencia con una pareja Suiza que nos contó acerca de sus muchos y extensos viajes por todas las partes del mundo.

Visitamos isla Perro Chico (Achudub) donde pudimos disfrutar de una hermosa playa y observar los peces tropicales que viven alrededor de un barco hundido donde han crecido anémonas, corales y todo tipo de vida marina a lo largo de los años. Realmente maravilloso.







Luego nos llevaron a un banco de arena que llaman la piscina y nos hicimos fotos con las estrellas de mar y con nuestra cena :-)





Les pedimos marisco para cenar y uno de nuestros acompañantes volvió con todo esto. Nos dijo que lo pescó él pero no llegamos a saber si era verdad. Lo cierto es que cuando lo trajeron por la noche ya cocinado y listo para comer ¡nos supo a gloria!


A punto estuvieron de amargarnos el festín las cinco lagartijas que me encontré succionando el tupper cuando llegué a nuestra cabaña para recogerlo, pero gracias a Dios estaba bien cerrado y pudimos dar buena cuenta de él tal como se ve en la foto.

...Y lo mejor de todo... ¡no nos costó ni un dólar más de lo que ya habíamos pagado!

Esa noche nos fuimos a dormir muy temprano, pues estábamos bastante cansados y no había mucha propuesta de ocio en nuestra mini-isla de 3 minutos de perímetro... y a las 4 de la mañana se desató LA TORMENTA PERFECTA.

Nunca en nuestra vida habíamos vivido nada parecido... truenos y relámpagos que encendían el cielo como si fuera pleno día... yo podía imaginarme a todo el mundo acurrucado en su cabañita de hojas de palma rezando para que no cayera uno cerca... pero cayó. No sabemos dónde pero muy cerca... el cielo se abrió y todos contuvimos la respiración esperando que pasara... hasta que poco a poco, la tormenta amainó. Lo curioso es que no llegó a entrar ni una sola gota de agua en la cabaña... el aislamiento era perfecto... y os aseguro que llovió con ganas.

A las 7:00 de la mañana, cuando la señora Guna tocó la caracola (¡¡¡puuuuuuhhh!!!) para avisarnos de que el desayuno estaba listo, no había ni rastro de la tormenta que nos había dejado sin aliento la noche anterior. El día era radiante y teníamos varias horas por delante para disfrutar de la isla.

Nos trajeron hamacas para colgar entre dos palmeras y nos pasamos un día de playa y buceo la mar de agradable:








Volvimos a Panamá relajados, con un agradable sabor de boca y con preciosos paisajes en nuestras retinas. Seguro que esto nos servirá para afrontar las dos semanas de trabajo que nos quedan hasta la vuelta a España con energías renovadas.


El domingo por la noche cenamos en el Causeway de Amador (algo parecido a un paseo marítimo en la ciudad de Panamá) y el lunes por la mañana los llevamos a ver el canal, visita obligada si vienes a este país, aunque tuvieron la misma mala suerte que nosotros y no vieron entrar ni salir ningún barco... pero bueno, queda pendiente para una futura visita.

El lunes por la tarde, Antonio y yo partimos rumbo a Quito (Ecuador) desde donde escribo este post.

Gracias Pedro y María por vuestra visita y por compartir con nosotros esta aventurilla. Seguiré vuestro post desde España para saber de vuestras propias vivencias en Washington D.C y alrededores.

¡Un abrazo a todos y hasta muy pronto!