lunes, 9 de junio de 2014

Vuela, duerme, come


Habíamos llegado con tiempo para desayunar en el aeropuerto (sí, por una vez en la vida no llegábamos tarde), así que era cuestión de facturar las maletas y pasar el control de seguridad para sentarnos frente a un café calentido y un cruasán de dudosa calidad por el que nos cobrarían un ojo de la cara, pero que saciaría nuestra hambre "seisdelamañanera". Por desgracia, no contábamos con un pequeño inconveniente... la regulación aérea permite un máximo de 32 kg por maleta facturada... y en una de ellas habíamos excedido el límite de peso con creces. Así que, como si de tiempos "Erasmus-Ryanairianos" se tratara, tuvimos que echarnos a un lado y comenzar a recolocar cosas de esta maleta en las otras dos que pretendíamos llevar como equipaje de mano... con el consiguiente cabreo de Antonio, que hasta ese momento no se había pronunciado ni para bien ni para mal sobre mi aportación al contenido de las dichosas maletas: —¡pero qué has metido aquí! Esto no es normal, Beatriz... —amén de otros exabruptos que no voy a incluir en esta publicación. Resumiendo: al final pudimos recolocar el peso y facturar las dos maletas grandes para quedarnos en cabina con las de mano, que habíamos preparado con unas cuantas mudas y cosas de aseo por si se extraviaban las principales. Y no pudimos desayunar.

Llegamos a Madrid y el tiempo fue más que justo para hacer unas llamadas de despedida, tomar un café de aeropuerto y medio bocadillo y embarcar en el avión que nos llevaría a Panamá.


Lo cierto es que era muy moderno, con su pantallita con entretenimiento y películas independiente para cada pasajero y un servicio de lo más atento. A nuestro alrededor se sentaban gringos que volvían a su país a través de Panamá por tener buena conexión, ingenieras e ingenieros de todo tipo y hasta tres amigos granadinos que venían a visitar a un cuarto que estaba trabajando en alguna de las muchas empresas que tienen su sede aquí. Y no eran los únicos granadinos del avión. Parece que uno de los azafatos se percató de que éramos de Granada al oirme hablar y nos regaló dos botellitas de cava "para hacer patria" que nos animaron el trayecto y nos hicieron pensar que, con un comienzo así, nada podría salirnos mal en esta aventura.


Al llegar a Ciudad de Panamá, nos recibió un bofetón de calor y humedad. Nos esperaba el señor Erasmo, que fue nuestro primer contacto con la realidad de este país. Él nos explicó algunos datos sobre la ciudad y sus habitantes y nos dejó en el hotel Westin para descansar, ya que las dos primeras noches, las pasaríamos aquí hasta elegir la vivienda que más nos gustara al comienzo de la semana siguiente.


Azotea del hotel Westin, planta 18, la tarde que llegamos


Al llegar la noche y decidir acostarnos después de luchar por aguantar despiertos el máximo tiempo posible para que el jet lag al día siguiente no fuese tan fuerte, quise leer un rato en el ebook, como de costumbre, y me di cuenta de que me faltaba el maletín de "la computadora". —¡Ay Dios, ay Dios! Hay que avisar al hotel, ¡no podía hacerla limpia...! —las cámaras demostraron que el PC no había llegado a entrar nunca en el hotel, por lo que ahora teníamos que intentar localizar al señor Erasmo. —¿Habrá subido a otros pasajeros y se lo habrán llevado? ¿No es normal que si lo ha encontrado en el asiento trasero llame cuanto antes? ¿Y si buscamos su número en las páginas amarillas? —Nada. Esa noche nos fuimos a la cama con un pellizco en el estómago y con una gran incertidumbre porque no conseguimos solucionar nada. A la mañana siguiente, Antonio le comentó el "percance" a Jordi (su ex-jefe de Barcelona, que ahora es el jefe de la región de centroamérica) y este puso los engranajes en marcha. Al poco supimos que el señor Erasmo había llamado en dos ocasiones al hotel y que en recepción, a pesar de conocer el problema, le habían dicho que no había alojado ningún Antonio Villén en el hotel (parece que lo tenían registrado como Antonio Vilen... y no se les ocurrió pensar que serían la misma persona... ay...). A las 12 de la mañana apareció con una sonrisa de oreja a oreja y "la computadora" colgando de su mano, así que pudimos respirar aliviados e irnos para comenzar la visita del Casco Viejo.


Selfie en la Catedral, Casco Viejo de Panamá


La interacción con los taxistas nos proporcionó información sobre las zonas interesantes para visitar como las ruinas de Panamá Viejo, el carácter del panameño (que parecen ser un poco "malencarados" según los colombianos) y sitios donde comer. El Casco Viejo es bastante agradable y se parece al centro de otras ciudades coloniales que hemos visitado en Cuba.


A la 1 nos cayó un aguacero de padre y muy señor nuestro y tuvimos que guarecernos en un restaurante recomendado por Jordi donde también aprendimos que a la carne vuelta y vuelta se le dice azul (parece venir del inglés) y que luego está medio y tres cuartos... pero a la hora de la verdad, te la traen como les parece a ellos. Y punto.


Paseando por el Casco Viejo antes de la lluvia


Por la noche, salimos a cenar con Jordi y su mujer, Gemma, que nos recogieron en su carro y nos llevaron a un edificio muy lujoso en la jaula de oro que es el barrio de Costa del Este, donde estaremos alojados estos tres meses. Se trata de un barrio para europeos y americanos ricos, del que no es necesario salir para nada pues tienen todos los servicios aquí. Ni que decir tiene que nos gusta y nos llama la atención mucho más la autenticidad del centro... pero también hay que reconocer que hay mucha suciedad y decadencia en algunas zonas, barrios peligrosos y gente que juega un poco con la picaresca... aunque en general esto parece ser bastante seguro.


Jordi y Gemma nos hablaron de que la gastronomía en este país es bastante mala (cosa que ya hemos tenido oportunidad de comprobar en los tres días que llevamos aquí) y que la gente en general va a otro ritmo y no es muy proactiva en el trabajo. Hay zonas muy interesantes que visitar pero nada a menos de tres horas en coche desde aquí. Lo cierto es que parece que la identidad de este país se ha perdido a medida que crecían sus edificios y ahora mismo es un crisol de gente y culturas que está intentando hacerse mayor como un adolescente de movimientos torpes que no controla bien sus pasos y cuya voz aún no está formada cuando pega el estirón.


Un balboa (equivalente en moneda local a 1 $)


Hoy elegiremos nuestra casa e iremos a hacer la compra. Jordi y Gemma se han ofrecido para ayudarnos en todo lo que puedan ahora que tenemos que empezar a asentarnos. Vivir como expatriado en Panamá es más caro que vivir en Barcelona, un café cuesta 4$ (unos 3€). Gemma me ha invitado a ir con ella al mercado de abastos. Sé que es una oportunidad de conocer a gente aquí, ya que va a ir con otras españolas... amén de ser algo realmente auténtico que me apetece ver, pero me temo que no podré porque me toca trabajar a partir de mañana (¡¡¡grrrrr!!!).


Según nos dicen, hay una comunidad online de expatriados a la que nos tienen que invitar y donde se comparte todo lo que se cuece por aquí entre los ciudadanos españoles. También hemos hablado de hacer algunos viajes juntos a República Dominicana o a Bocas de Toro, al norte.

Seguiremos informando. Abrazos desde Panamá.

9 comentarios:

  1. Jajajja, todavía me estoy riendo de imaginarme a Antonio en el aeropuerto: "Beatriz por dios! ", ajjajajaj. Me encanta esta idea, qué envidia dais desde aquí. ¡Qué bien escribes! Aunque ya lo sabía. Da gusto leerte.Estaré muy pendiente a esto, ¡me encanta! Besos a ti y a Antonio Vilen... Os quiero!

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    1. Gracias guapetona... sabes que nosotros también. Un abrazo transoceánico :-)

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  2. me encanta el blog!!! ESCRIBE TOOOODOS LOS DÍAS!!! está genial, por favor. me parece increíble que los panameños sean tan "saboríos"...si yo me los imaginaba felices de la vida, en su Caribe, jajaja...ahh!! y cómo que os quedais en el centro?? os parece seguro de verdad?? es más auténtico, claro...pero tened cuidado!! UN BESO A LOS DOS, MUY FUERTE MUY FUERTE!!!

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  3. Gracias Bea!!! Nos quedamos a vivir en Costa del Este, aunque nos guste más el centro. OS seguiré informando de nuestras aventuras y desventuras. Abrazo fuerte a los cuatro.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Probando probando, uno dos! el comentario eliminado he sido yo porque no salia mi nombre jejejee decia que que pena no poder ir a veros...que me da un poco de envidia...pero hay que mantener el nivel de eventos y noticias eh!

    besos!

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    1. Claro que sí, hermano!!! El siguiente post está calentándose en el horno!!!

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  6. Hola!! Me estoy poniendo ahora mismo al día y leyendo todos tus posts.
    Lo de la fama de "malencarados" de los panameños seguro que es como la fama de mala follá de los granaínos: pura envidia ;).
    Parece que a pesar de los problemillas iniciales todo pinta muy bien, por lo que me alegro! Sigo leyendo el próximo post!

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    1. Este finde vamos al Pacífico... prometo seguir informando!!!!

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